lunes, 31 de agosto de 2015

Viaje a Marte en 10 semanas: de la ciencia ficción a la realidad


A propósito de las pasadas fiestas de feriado largo, quedan muchas ganas de "espantarse" por algún lugar lo más lejano y extraño que conocer de nuestro pequeño mundo. De repente, con nuestra imaginación nos enfrentamos a la posibilidad del viaje más exótico que pudiéramos alcanzar, si no por nuestra generación, sí por la humanidad, viajar a través del espacio y el tiempo como posibilidad concreta alejada de la ciencia ficción. Exploremos retrospectivamente para curarnos en salud antes de aventurarnos a dar el gran salto que se advierte venir: la exploración intergaláctica con el motor Warp.


Nicolás Copérnico

Como siempre, quedamos empequeñecidos con nuestra fantasía. Ayer, con las novelas de Julio Verne, pasaron una punta de años para que la realidad nos señalara, en los hechos, que sus predicciones de ciencia ficción sólo tuvieron el límite de la imaginación de una especie pretenciosa evolucionada sólo por la naturaleza, soberbia que se corrompe por antonomasia y lleva a cuestas grandes omisiones y defectos, si no desde siempre, por ejemplo, desde la génesis de la teoría planetaria del griego Ptolomeo, hace 483 años, en que se ignoró la sabiduría del polaco-prusiano Nicolás Copérnico y su modelo de universo heliocéntrico, desconocido a regañadientes por el poder formal, hasta que tuvo que publicar su teoría por voluntad propia sólo después de su muerte, a sabiendas de lo que le pasaba a aquel que se adelanta a su tiempo, ser quemado vivo por hechicero o tomado por orate y condenado al ostracismo por la maledicencia de las gentes.


Galileo Galilei

No pasó nada y se siguió en el oscurantismo, hasta que una década después, un italiano, Galileo Galilei, re examinó con su telescopio mejorado los aciertos de Nicolás, acumulando pruebas que contradecían las teorías de la mayoría, nada menos que científicos católicos apostólicos y romanos, que terminaron llevándolo a la "non santa" inquisición dos veces, condenándolo a la mordaza, e inaugurando la pena del arresto domiciliario perpetuo hasta su muerte en 1642; tuvo que ser un santo como el Papa Juan Pablo II, trescientos años después, reexaminando la sentencia, reconocer el craso error en su tiempo de otro santo cardenal, Roberto Belarmino, eminente sabio jesuita que llegó a establecer en su sabiduría, en síntesis, que ante duda de quién era satélite de quién, favorecía a lo establecido, y de paso, también que los santos se equivocan de vez en cuando.


San Juan Pablo II


San Roberto Belarmino

El caso más patético es el del croata-servio Nikola Tesla, condenado al ostracismo tanto en vida como después de muerto, siendo el hombre que cambiaría al mundo para siempre, aspirando al ideal de la energía gratuita, pero pudo más la envidia y el egoísmo de Thomas Alva Edison, patrocinador, introductor y defensor de su fortuna, basada en la corriente continua con sus socios de la banca para humillar, ridiculizar y hacer desaparecer del mapa a su empleado Tesla, un convencido de que la corriente alterna era una solución mejor, que dijo: "El presente es vuestro, pero el futuro es mío".


Nikola Tesla
 
Esto viene sucediendo hasta hoy, más civilizada y sofisticadamente, pero las rivalidades, profesionales y de todo orden, esconden detrás de la puerta el triunfo justo, la mezquindad es la moneda corriente para pagar el fruto del esfuerzo. De esto y de mucho más sigue estando hecha la naturaleza humana: el orgullo, soberbia, y codicia son capaces de ocultar el brillo de un diamante por ser ajeno, sino miremos contemporáneamente la historia trágica de un premio Nobel, reciente y accidentalmente fallecido, John Forbes Nash, matemático estadounidense creador de "La teoría de los Juegos", y la definición del "equilibrio de Nash", que es para la economía lo que la gravedad fue para Newton, imprescindible para la toma de decisiones de Gobiernos, Fondos Internacionales, banqueros, ahorristas, inversionistas, y hasta tristes mortales.


John F. Nash

Sin embargo, basta profundizar un poco, lo que es bastante extenuante hoy, cuando impera la atención mariposeante, para encontrar las miserias humanas que pasó Nash cuando se volvió loco y vagaba sin un centavo en el bolsillo por el campus de Princeton, entre las miradas indiscretas y muchas complacidas de sus colegas rivales, incapaces de acercársele para ofrecerle como antaño siquiera un amical café, y tuvo que ser él solo en medio de su locura quien se curara, sacando fuerzas de su flaquezas. Fracasada la medicina, psicólogos y psiquiatras, él lo hizo aprendiendo a convivir y dominar sus delirios persecutorios, buscando domarlos logrando así la conciencia, burlándose y riéndose de ellos, de sus locas fantasías.

Así pues, riéndose de ellos, en este caso de los sueños fantásticos que pudiéramos tener, estamos otra vez ante la inminencia del advenimiento de un universo más conmensurable con la aparición en escena del EmDrive, un motor a todas luces fantástico, que revolucionará los viajes espaciales y la conquista del espacio. ¿O será esta vez que el espacio nos conquistará a nosotros para siempre? Porque el EmDrive electromagnético probado por la NASA puede haber creado inadvertidamente un motor Warp en el proceso, toda una aventura que contrariaría todo lo conocido y establecido por las leyes inamovibles de la física fundamental bien entendida de los últimos 100 años de Newton y Einstein.

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Roger Shawyer

El "Copérnico" de esta época en discusión ninguneado, esta vez se llama Roger Shawyer, un británico inventor y perseguidor de un sueño desde el año 2006, viajar por el espacio sideral y conquistar el universo sin necesidad de combustible a una velocidad mayor que la de la luz, contradiciendo en principio la ley de conservación del movimiento. Esto resulta una herejía tan descomunal, que ya sólo formularla, en apariencia, vincula con la locura temeraria, insensatez y la torpeza para los legos en la materia, o simples aficionados, si no adoctorados académicos físicos y matemáticos de campanillas. Sin embargo, formalmente ya existe. Científicos de la NASA han probado con éxito la llamada unidad de propulsión electromagnética, o el EmDrive, en condiciones que replican el vacío del espacio exterior en el Centro Espacial Johnson; y a volar, joven, de paseo a Marte nos llevaría en 10 semanas. Con semejante cambio todo cambia, y quien no lo hace se queda ante el tren imparable de la historia, que sólo pasa una vez y no espera, la aventura que nos desarraigará para siempre y debería hacernos pensar en cambiar nuestros diminutos intereses terráqueos por otros más universales.


Motor EmDrive, creado por Roger Shawyer

Roger Shawyer pasó años solitario con su tecnología, ridiculizado por la comunidad espacial internacional. A pesar que Boeing tenía la licencia y contó sólo con la satisfacción del gobierno británico, hoy Roger Shawyer tiene su empresa, Satellite Propulsion Ltd., una atalaya privada desde donde puede alegrarse de los avances conseguidos por los que en principio le hicieron vacío con su escepticismo, y donde ha podido desarrollar una segunda generación de tecnología, que usa conductores súper y una cavidad asimétrica para aumentar el empuje hasta cinco veces más. La situación ha cambiado, hay nuevas formas de usar la tecnología EmDrive para resolver problemas mundiales, como la crisis energética y el cambio climático que nunca habría sido posible antes.

"Vamos a ir a Marte dijo, pero lo más importante es lo que la tecnología EmDrive hará por el mundo: serán estaciones de energía solar, vuelos de ciudad a ciudad de larga distancia que utilizan hidrógeno limpio. La tecnología es verde y conveniente, cambiaremos nuestro mundo en las próximas décadas".

De mi parte, solo les diré que, en adelante, no podré encender el microondas sin pensar que su magnetrón hará volar mi imaginación al espacio hacia las estrellas.