Desenterrando la pluma...
Que no es su exhumación, sino exultación del verbo para rendir homenaje al hermano ido.
Hace año y medio que tuve que dejar de escribirles, para dedicarme a otros menesteres, a los Maristas de la promoción y a otros adláteres de este escribidor por afición, para que hoy, como exultación de la alegría de vivir (que, si somos sinceros, ya no podemos tener, ni puede ser la misma), los que de alguna manera nos relacionamos con Fernando Zender Urbina, "Cachito" para los que lo acompañamos en el nido de la "A", desde el primero de primaria al quinto de media, recordándolo como el icono de la alegría de la que les hablo, porque esos dichosos años llenos de sustanciales valores se forjaron como escudos para estos dolorosos tiempos que vivimos, de corrupción, ignominia y confusión.
Amador y amado caballero, le conocimos muchas enamoradas, así como su gusto por los más hermosos y potentes carros. Y hasta volaste con el "pollo" Arrarte. Fuiste el "escapero de las cuatro", que se motejó en cuarto de media para con otros escaparte por la calle Bellavista y así ir a la matiné de mayores del recordado cine Excelsior de Miraflores.
"Recuerdos de tiempos muy bonitos".
Este era Fernando, polifacético y siempre entretenido por sus diabluras, ocurrencias y mayores dimensiones, como la de su alma de buen amigo cuando emprendía quijotescas aventuras, como cuando ayudó a su adú Mufarech para conseguirle las firmas de candidato, o como cuando lo llamé "secretamente" para organizar un partido de fulbito de supermasters de la base siete, de los "asnos" de la "A" con los "burros" de la "B", que lleno de entusiasmo me dijeras: "Aunque sea para la foto con camiseta y todo".
Querido Fernando, "Cachito de mi corazón", nos quedamos con las ganas. Seguiremos entrenando hasta que podamos reunirnos nuevamente contigo. Y los "aguados" y "displicentes" compañeritos del team de los "asnos" de la "A", que no pudimos ni siquiera ir a despedirte a la última terrenal morada, como en mi caso hubiera querido, aunque nunca estuvimos mejor representados por tu tocayo Fernando Talleri, Esteban Zimic, Wolfgang Freitag y Leonelo Casaretto, así como Rolando Macher, Yolvi Senno y Pedro Ramirez.
De momento, no me queda más que despedirme como lo hiciera siempre contigo: con el corazón en la mano. Con un hola y hasta pronto, Cachito Lindo, zambito de mi corazón.