La mazorca desgranándose

Esta vez se nos fue intempestivamente, con inesperada ráfaga de viento helado, un grano de oro de nuestra mazorca generacional, un compañero y amigo marista de toda una vida, de la "A" fuiste Alfredo toda tu vida escolar, y solo cuando sentiste el llamado de las letras nos separamos momentáneamente, pues ya habían echado raíces muy profundas los sentimientos fraternos de hermandad de los que comenzamos a quererte desde el primero de primaria.

No por casualidad eres el Amado por todos los que supimos de tu sonrisa y chacota permanente, pendientes de ti diariamente al pasar la lista, siempre primero el inolvidable: Amado, Agustin, Barbe, Barboza, Barrios, Braschi, Cairo, Camino, Casaretto, Ciriani, Chirif, De La Fuente, Dédequin... Éramos cuarenta y dos, ahora ni siquiera treinta. Supimos de tus triunfos y nos alegramos en la intimidad de nuestros corazones que uno de los nuestros sea maestro de las letras castellanas, tan bien enseñadas por los hermanos del Champagnat, escritor y poeta de nota y para mayor mérito Marista.

Hoy que ya estás en la presencia de nuestra Madre, de Marcelino y los compañeros de promoción que no son pocos, haciendo barra para que cumplamos nuestra misión de aguerridos cristianos en este mundo agresivo y frívolo que nos ha tocado vivir, cuando la mazorca de la vida se ha comenzado a desgranar con mayor velocidad, sólo nos queda el consuelo de pedirte que abogues por nuestra unión fructífera para que pensemos con sabiduría que debemos juntarnos más fraternalmente para ser más fuertes en la recta final.

Hasta siempre, bien Amado Alfredo Amado del Pozo.