Olivar de San Isidro Labrador
Tropel de "Búfalos de la modernidad"
"Dinosaurios amenazantes de la intimidad"
El amenazante martillo de Damocles
Apocalipsis deconstructor, símil de música satánica de desadaptados de la subcultura (Sleepwell Deconstructor, de la agrupación Trap Them) en interminables 8 horas diarias, durante de seguro 9 meses para parir una mole de concreto, a no sé cuánto el metro cuadrado y a no sé cómo el kilo de licencia comprado en contra de todo lo ofrecido a respetar, autorizado pero incumplido e indebidamente fiscalizado, abusivamente impuesto por supuesto, en contra de los intereses de los pobres vecinos que quedan convertidos en auténticos invitados de piedra.
Por ello Chip no contó que no tenía ya cabida en el espacio público, ante un tropel de
camiones, búfalos y hostiles grúas dinosaurias del proyecto de la modernidad, de 40TM que embestirían todo lo que encontraran a
su paso con patente de corso e inclusive protección abundante, policial y del serenazgo bobo. Crujieron ramas de árboles y cables
incluidos. Así, cayó nuestra ardilla artista del circo de la vida silvestre al
pavimento:
Fue aplastada, y quedó cual funesto "sello municipal a la inopia de valores falsificados del Miraflores cada día mejor", un verdadero mentís a la palabrería de protección a la vida silvestre y del medio ambiente, sino también a la de la vida humana...
Esta es la verdadera situación en el codiciado y emblemático distrito donde se dice respetar el medio ambiente, tan celebrado en la COP 20 por tanto figuretti tanto internacional como municipal, donde se puede disfrutar un nuevo estilo de vida, donde la tranquilidad y la ecología resultan una refinada hipocresía, el formulismo en boca de burrócratas, hemiones interesados y sin pedigrí de todos los pelajes, que se turnan en el poder, ayayeros áulicos de la partidocracia de doble moral que gobierna, auténticos asalariados del poder del dinero.
Vecinos verdaderos, cada vez más en extinción, hoy comulgan con ruedas de molino, tragándose el sapo una y otra vez con el pretendido voto democrático para que la "chola y mañosa democracia" gobierne con poder para realizar los más absurdos disparates en aras de la tan ansiada y cacareada modernidad, pretendido progreso con carga hipócrita, caballo de Troya de cambio y de estilo de vida, para un disminuido Miraflores "cada día mejor" para algunos poderosos intereses, que "recuperando el liderazgo", en la práctica, crece hacia arriba, hacia bajo y hacia cualquier lado, y a cualquier precio, o mejor dicho, al mejor precio de la corrupción, en pequeña, mediana y gran escala.
Desprecio a los primigenios vecinos sencillos y austeros condenados finalmente a migrar cual ardillas asustadas, para conservar su tranquilidad y paz como estilo superior de vida, buscando la residencialidad perdida del hogar, fruto generacional de esfuerzo honrado, que hoy apetitos voraces de lucro desenfrenado arrasan con el verdadero estilo de vida a conservar, preservar y mostrar al mundo, retrogradándolo a la existencia de barrios vulgares y silvestres, donde en los hechos se cumple la procacidad y la ley de la selva.
Un miraflores con minúsculas, cercano cada día más al sarcasmo alusivo a su nombre originario, la hacienda San José de Huatica, que significa agoreramente "Ciudad del mal Espíritu", origen ligado al degenerado deterioro del barrio rojo del Rímac en decadencia, procedencia de migrantes urbanos, estirpe hasta de alcaldes "criollazos" contemporáneos que han venido a hacer "su carrera política" lucrando con los problemas verdaderos o ficticios para "resolverlos" con acriollada y pendeja manera de su vivir.
Hoy sólo nos queda esperanza que los herederos de la ardilla Chip, cuando la barbarie cese, como tiene que acontecer, esperando la redención reivindicativa de su especie como sus congéneres, la ardilla roja de Lavaux, Cantón de Vaud en Suiza, la azul patinadora del condado de Volusia en la Florida, o la ardilla negra mascota del parque del Triberg en la selva negra de Alemania, sean el atractivo verdadero y no falsificado del distrito miraflorino, que en reminiscencia con su himno originario fuera romántico, sin achorado y acholado parque del amor, y noble, sin ridículos cartelitos de la dicriminación racial, de bravío y gallardo blasón, sin tulipanes inexistentes y adulterados como escudo, que siga siendo Reducto de los héroes en su original campo de batalla, honrrándolos en sus calles y plazas con respeto y sobriedad, siendo villa en su esencia de árboles y flores autóctonas, no importadas y exóticas de "estación" para inflar gastos y costos amañados de fungibles de los que no tener que dar cuenta, por una burocracia dorada mañosa, en fin, sin gatos capones, meones y pestilentes en el calcutizado parque Kennedy, que en otra época fundacional fuera el Parque Central sobrio y elegante, y que hoy convertido en el "primer parque ecológico" hace agestar el seño al pobre Don Raúl Porras Barrenechea en el patio trasero del Palacio municipal.
Habría que preguntarse entonces, al estilo del recordado, don Sofo: Qué cacosmia gatuna y senil de alcaldes complacientes resulta ser: ¡El último homenaje municipal que soporta tan ilustre personaje!
Y es que los alcaldes del oligopolio gobernante de los últimos 30 años han sido agua de malvas, que para todo sirve y no sirve para nada; sólo han imperado los intereses por su carrera política, éstos son los que han venido perorando la protección al medio ambiente y la mejora de la calidad de vida de los miraflorinos, para muestra basta un botón.
Fue aplastada, y quedó cual funesto "sello municipal a la inopia de valores falsificados del Miraflores cada día mejor", un verdadero mentís a la palabrería de protección a la vida silvestre y del medio ambiente, sino también a la de la vida humana...
Esta es la verdadera situación en el codiciado y emblemático distrito donde se dice respetar el medio ambiente, tan celebrado en la COP 20 por tanto figuretti tanto internacional como municipal, donde se puede disfrutar un nuevo estilo de vida, donde la tranquilidad y la ecología resultan una refinada hipocresía, el formulismo en boca de burrócratas, hemiones interesados y sin pedigrí de todos los pelajes, que se turnan en el poder, ayayeros áulicos de la partidocracia de doble moral que gobierna, auténticos asalariados del poder del dinero.
Vecinos verdaderos, cada vez más en extinción, hoy comulgan con ruedas de molino, tragándose el sapo una y otra vez con el pretendido voto democrático para que la "chola y mañosa democracia" gobierne con poder para realizar los más absurdos disparates en aras de la tan ansiada y cacareada modernidad, pretendido progreso con carga hipócrita, caballo de Troya de cambio y de estilo de vida, para un disminuido Miraflores "cada día mejor" para algunos poderosos intereses, que "recuperando el liderazgo", en la práctica, crece hacia arriba, hacia bajo y hacia cualquier lado, y a cualquier precio, o mejor dicho, al mejor precio de la corrupción, en pequeña, mediana y gran escala.
Desprecio a los primigenios vecinos sencillos y austeros condenados finalmente a migrar cual ardillas asustadas, para conservar su tranquilidad y paz como estilo superior de vida, buscando la residencialidad perdida del hogar, fruto generacional de esfuerzo honrado, que hoy apetitos voraces de lucro desenfrenado arrasan con el verdadero estilo de vida a conservar, preservar y mostrar al mundo, retrogradándolo a la existencia de barrios vulgares y silvestres, donde en los hechos se cumple la procacidad y la ley de la selva.
Un miraflores con minúsculas, cercano cada día más al sarcasmo alusivo a su nombre originario, la hacienda San José de Huatica, que significa agoreramente "Ciudad del mal Espíritu", origen ligado al degenerado deterioro del barrio rojo del Rímac en decadencia, procedencia de migrantes urbanos, estirpe hasta de alcaldes "criollazos" contemporáneos que han venido a hacer "su carrera política" lucrando con los problemas verdaderos o ficticios para "resolverlos" con acriollada y pendeja manera de su vivir.
Ardilla mascota de Triberg
Hoy sólo nos queda esperanza que los herederos de la ardilla Chip, cuando la barbarie cese, como tiene que acontecer, esperando la redención reivindicativa de su especie como sus congéneres, la ardilla roja de Lavaux, Cantón de Vaud en Suiza, la azul patinadora del condado de Volusia en la Florida, o la ardilla negra mascota del parque del Triberg en la selva negra de Alemania, sean el atractivo verdadero y no falsificado del distrito miraflorino, que en reminiscencia con su himno originario fuera romántico, sin achorado y acholado parque del amor, y noble, sin ridículos cartelitos de la dicriminación racial, de bravío y gallardo blasón, sin tulipanes inexistentes y adulterados como escudo, que siga siendo Reducto de los héroes en su original campo de batalla, honrrándolos en sus calles y plazas con respeto y sobriedad, siendo villa en su esencia de árboles y flores autóctonas, no importadas y exóticas de "estación" para inflar gastos y costos amañados de fungibles de los que no tener que dar cuenta, por una burocracia dorada mañosa, en fin, sin gatos capones, meones y pestilentes en el calcutizado parque Kennedy, que en otra época fundacional fuera el Parque Central sobrio y elegante, y que hoy convertido en el "primer parque ecológico" hace agestar el seño al pobre Don Raúl Porras Barrenechea en el patio trasero del Palacio municipal.
Habría que preguntarse entonces, al estilo del recordado, don Sofo: Qué cacosmia gatuna y senil de alcaldes complacientes resulta ser: ¡El último homenaje municipal que soporta tan ilustre personaje!
Y es que los alcaldes del oligopolio gobernante de los últimos 30 años han sido agua de malvas, que para todo sirve y no sirve para nada; sólo han imperado los intereses por su carrera política, éstos son los que han venido perorando la protección al medio ambiente y la mejora de la calidad de vida de los miraflorinos, para muestra basta un botón.
Honor y Gloria para Chip. Saludos Renzo Ciriani
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