Campanillas Chinas. Las flores que más te gustaban, agrónomo de corazón.
Se nos fue Fernando sin avisar.
Lo vi animoso, como siempre que lo iba a visitar por mi camino de la calle Borgoño, donde siempre vivió a dos cuadras del Café 21, antes o después de nuestras reuniones sabatinas, intuía que algo andaba mal, pero había que pasarlo por alto. Él fue compañero de todos y de cada uno de nosotros, y en el recuerdo de sus travesuras, él siempre se acordó con mucho cariño, "contigo me vacilo, Ciriani", decía mientras se acordaba de lo acontecido con cada uno de ustedes, hermanos fraternos de la Promoción 28.
Se nos fue el Cabezón Arrieta, trejo, mechador, palomilla, con carácter indómito, buen deportista, buen amigo de sus amigos, gallero y jugador, bebió de la copa de la vida lo que ésta le ofreció, se formó como hombre, como cada uno de nosotros, en épocas en que se era desaprensivo ignorando todas esas mariqueras del bullying y demás debilidades de la especie. Seguirán siendo famosas sus anécdotas con sus amigos, el gordo Jorge Broggi, Pancho Camino, Luis Hernán del Solar... Tantos para recordar y para recordarlo con cariño los que vamos quedando en este valle de lágrimas.
Fernando, ya estás por la magia de nuestro Señor y del Photoshop, al lado de tu hermano preferido, el Hermano Manuel; Manuel Vignale Zegarra, de quien testimoniaste tu predilección. Que eso nos sirva de consuelo a los que ahora te vamos a extrañar.
Cabezón querido, te pedimos un favor: Que nos vayas guardando un sitiecito junto a nuestro querido Hermano Manuel, del segundo año de secundaria.
Descansa en paz, Cabezón querido.
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